China: economía número 1 en 2030

 China tomara el lugar de los Estados Unidos como la principal economía mundial en la próxima década.

El producto interno bruto de Estados Unidos creció 2.8% en el último trimestre frente a un año antes, la mayor expansión desde el 2015. Mientras tanto, el producto interno bruto de China creció 6.7% durante el mismo período y se sitúa en torno a los US$ 13 billones.
Pese a la desaceleración que venía registrando por la guerra comercial con Estados Unidos (EE UU) – el PIB creció un 6,1% en 2019 y el FMI recortaba hace tres meses una décima su previsión para este año –, parece que el gigante asiático saldrá mejor parado de esta pandemia respecto a su rival gracias a la rápida adopción de medidas de confinamiento, así como fiscales, y en 2021 el organismo calcula un fuerte repunte económico de hasta el 9.2%, lo que supone 3.4 puntos más de lo esperado.
Apuntala lo anterior la agresiva actividad en las industrias estrategias: la manufactura, las energías renovables, la biotecnología y su insaciable apetito por las materias primas, además de tener una pujante actividad en las tecnologías de la información, como es el caso de la fabricación de los chips para los productos de electrónica.
Al elevado nivel de consumo energético de China también se le agrega su considerable impacto ambiental: según se trató en la cumbre de Copenhague, China es la mayor fuente mundial de gases de efecto invernadero, responsables de modificar el clima, superando a EE.UU. en 2007. Para tener claro  el poder de hacer de China, en  diciembre de 2020, se liberaba el reactor nuclear HL-2M, conocido como el poderoso sol artificial que busca cubrir las exigencias de energía que requiere, utilizando fusión.


Sin embargo...
La verdadera fuerza de una economía la ejerce la propia divisa que interviene en las transacciones mundiales. Es ahí donde China tiene el verdadero problema si quiere reemplazar a Estados Unidos como primera potencia mundial. Hoy en día, los mercados financieros chinos no son especialmente transparentes y no se percibe la política monetaria China como un elemento estable.

¿Cómo llegamos hasta aquí?

  1. El fuerte aumento de la productividad de China es la principal causa de un rendimiento económico relativamente reciente y sin precedentes de China. Sin embargo, este aumento viene impulsado por las reformas orientadas al mercado de 1978.
  2. Mientras que la inversión de capital es crucial para el crecimiento, esta se vuelve aún más potente cuando se la acompaña con reformas orientadas al mercado introduciendo incentivos de ganancias a las empresas rurales y a las pequeñas empresas privadas. Esa combinación puede desencadenar un boom productivo que impulsa el crecimiento.
  3. La proliferación de desarrolladores de bienes raíces muy apalancados y dependientes de tipos de interés bajos, abundante liquidez y una apuesta especulativa al alza de los precios no deja de causar preocupación ante una inminente formación de unaburbuja inmobiliaria luego de la experiencia sufrida por EE.UU.
  4. La política de puertas abiertas de China ha estimulado la inversión extranjera directa en el país, la creación de empleo y vincular aún más la economía china en los mercados internacionales.
  5. Por último, China ocupa un lugar único en la economía política del mundo y su vasta población ya por sí misma destaca una presencia global de gran alcance.


No es solo China.
Por otra parte no solo China será un país con mayor preponderancia dentro del ranking económico global. La India desplazará a Japón del tercer puesto confirmando la proyección que hacia hace unos años Goldman Sachs cuando describió el ascenso de los BRIC. Pakistán y Bangladesh, países del sudeste asiático, también ascenderán a importantes puestos en dicho ranking, y el boom poblacional de África creará oportunidades de inversión. En resumen el 70% del crecimiento mundial hacia 2030 vendrá de los denominados países emergentes, pero no debido al desarrollo tecnológico y la productividad sino gracias a una extensa y creciente población de trabajadores jóvenes.

Fuente: FMI.

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