Enfrentar amenazas ambiguas


Consideramos una amenaza ambigua como una señal que podría o no presagiar un daño futuro. Afortunadamente, cada riesgo trae consigo lo que llamamos una “ventana de recuperación” : el periodo entre la primera señal de un potencial problema y una falla importante, durante la cual uno o más miembros de la organización toman conciencia de la amenaza.
Las firmas que hacen un buen trabajo lidiando con amenazas ambiguas no improvisan durante una ventana de recuperación; más bien, aplican rigurosamente un conjunto de capacidades de detección y respuesta que han desarrollado y practicado con antelación.
Primero, las empresas necesitan afinar sus habilidades de resolución rápida de problemas y trabajo en equipo mediante la práctica. Segundo, deben aprender a reconocer y sacar ventaja de la ventana de recuperación, durante las cuales deberían amplificar temporalmente las amenazas. Esto hace más seguro para los empleados el plantear preguntas potencialmente turbadoras del tipo “que pasaría sí”. Finalmente, las empresas deben alentar a las personas para que exploren respuestas posibles a las amenazas mediante la experimentación rápida de bajo costo.
Restar importancia a las nubes oscuras.
¿Por qué las empresas tienen una inclinación natural a interpretar erróneamente las amenazas ambiguas? Existen factores que están clasificados en tres niveles: cognición humana, dinámica de grupos y cultura organizacional. Estas interactúan de manera que predisponen a la empresa a responder con una intensidad menos que apropiada cuando las señales de daño futuro son confusas.
Cognición humana. La mente humana tiende a protegerse contra el miedo suprimiendo percepciones sutiles de peligro. Además, somos propensos a notar y enfatizar la información que confirma nuestras visiones e hipótesis existentes, mientras descartamos los datos que las contradicen.
Para empeorar las cosas, cuando nos enfrentamos a evidencia vaga, muchas veces acentuamos nuestro compromiso con los cursos actuales de acción, en especial si hemos invertido considerable tiempo y dinero en ellos.
Dinámica de grupo. Un conjunto de individuos capaces no constituye necesariamente un grupo de trabajo sólido. Para diseñar un equipo eficaz, los ejecutivos deben prestar atención a la estructura y composición del grupo, a la designación de roles y responsabilidades, y a la relación del equipo con otras partes de la organización. La atmosfera dentro de un equipo es tan importante como su diseño. Muchos grupos carecen de un clima de seguridad psicológica; en consecuencia, sus miembros no se sienten cómodos planteando preguntas difíciles, expresando opiniones divergentes o hablando con franqueza sobre amenazas ambiguas. Los miembros del equipo que llaman la atención sobre tales amenazas son marginados o excluidos, incluso ridiculizados como “alarmistas”.
En contraste, las organizaciones saludables fomentan el conflicto constructivo. Los buenos líderes derriban las barreras a la comunicación franca de modo que sus organizaciones puedan abordar las amenazas competitivas de manera eficiente. Facultan  a los empleados en la primera línea para hablar abiertamente a sus superiores sobre signos de potenciales problemas.
Cultura organizacional. Muchas organizaciones, particularmente las científicas, desarrollan una poderosa cultura impulsada por los datos desarrollan una poderoso cultura impulsada por los datos en las que las conclusiones deben ser probadas con estudios amplios a niveles estadísticamente significativos. Una empresa puede adoptar una de dos mentalidades: puede aplicar una mentalidad operacional, abordando el trabajo como un esfuerzo rutinario partidario de un conjunto estandarizado de procedimientos y apoyado por presupuestos y programas detallados. Alternativamente, puede adoptar una mentalidad experimental, abordando el trabajo en gran medida como un esfuerzo de investigación y desarrollo, en el cual los ensayos, el aprendizaje y la adaptación tienen precedencia sobre la estandarización. En este tipo de ambiente, se produce un comportamiento mucho más exploratorio, y las personas permanecen consientes del estado impreciso del conocimiento técnico. Las empresas se meten en problemas cuando aplican la mentalidad equivocada en su organización.
Los factores cognitivos, las dinámicas de grupo y las barreras culturales, pueden, por separado hacer más difícil para cualquier empresa el comprender una situación poco clara. En conjunto estas fuerzas se alimentan y refuerzan unas a otras, para formar un poderoso coctel que impide una respuesta temprana ante una amenaza ambigua.

Prevenir los problemas.
Los beneficios de explorar las amenazas ambiguas superan con creces los costos, siempre que la empresa haya desarrollado una capacidad disciplinada y de alta velocidad para evaluar las señales tempranas de alerta. Implementar esa capacidad es un proceso de tres (3) pasos:
Paso 1: Practique el trabajo en equipo bajo presión.
Las empresas no deberían de tratar de improvisar cuando están en mitad de una ventana de recuperación. Cuando el tiempo es crucial, poner a un grupo variado de personas en un equipo y pedirles que encuentren una forma de trabajar eficazmente juntos es contraproducente, están improvisando. Al practicar la resolución de problemas bajo la presión del tiempo pero en ausencia de amenazas ambiguas, las empresas pueden refinar sus procesos para evaluar problemas e inventar soluciones creativas. Decía Aristóteles: “La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito”
Paso 2: Amplifique la señal.
Para contrarrestar las poderosas fuerzas psicológicas, los líderes necesitan desarrollar procesos para amplificar las señales de alerta, incluso si estas parecen inofensivas al principio. Las empresas requieren mecanismos para que abrir una ventana de recuperación sea legítimo, apropiado o incluso deseable frente a la información incompleta o preocupante, la apertura de la ventana debería iniciar un breve pero intenso período de investigación, experimentación y resolución de problemas, en el cual las personas se sientan libres para hacer preguntas incomodas acerca de la amenaza potencial. Durante este periodo, los empleados deben ser capaces de explorar el significado de observaciones fuera de lo común sin temor a represalias si la amenaza resulta inofensiva.
Paso 3: Experimente.
Los experimentos exploratorios podrían tomar la forma de prototipos rápidos y bastante rudimentarios, para otras empresas podría servir “tensionar” alguna parte de la organización y observar cómo reacciona 



Fuente:
Michael A.Roberto (mroberto@bryant.edu) es Trusted Professor de gestión en Bryant University en Smithfield, Rodhe Island y autor de Why Great Leaders Don´t take Yes for Answers (Wharton School Publishing, 2005)

Oficinas: (52) 5546 3298

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